"Tal vez el Edén, como lo quieren por ahí, sea la proyección mitopoyética de los buenos ratos fetales que perviven en el inconsciente. " Así habló Cortázar.

23 julio 2012

La Promesa... (un fragmento)


Tranquilo Fuentes, no sé a que te dedicás vos, pero seguro manejarás información sobre los temas que te competen. Este es mi trabajo y conozco este paño...

Conocía el paño, así lo dijo, acaso era un cancervero de los sentimientos futboleros... Tenía las llaves que abrían los recovecos donde yo guardaba mis dolores más punsantes, el de una tarde en cancha de Racing, cuando el cabezón Allegue cabeceó por encima de nuestro arquero para empatarnos sin merecerlo, cabeceó el muy burro por encima de todos nosotros que en la tribuna hicimos así con las manos para sacarla al corner, hicimos así pero no alcanzó, y este tipo cree que puede venir a España y entrar en ese dolor, que puede proyectarlo en la pared como si fuesen diapositivas fatales... Cómo puede plantarse acá un hombre que ni siquiera me dice su nombre, que quiere que lo llame Jefe, jefe de qué, jefe por qué, y chantarme en la cara que este es su trabajo y que porque sabe sabe, y que como sabe puede, y como puede lo hace, y se mete en mi abrazo, en un abrazo de miles de hinchas, porque si un día viene uno y me dice que yo me acuerdo de vos flaco, aquella tarde que lo bailamos a Huracán de la mano de Miguelito te acordás, llegamos dos puntos abajo y había que ganar y no solo ganamos sino que le dimos un pesto bárbaro, y mirá que ese Huracán jugaba pero nosotros teníamos un cuadrazo, y te reconocí flaco, cuando muy temprano en el partido Gustavito desbordó y ahí ya no vimos más nada porque nos fuimos todos a la mierda, en avalancha hasta el cemento, cemento y brazos, piernas y cemento y camisetas rojas y banderas, y todos nos tuvimos que imaginar ese centro rasante y todos vimos a Rambert meterla en el segundo palo, todos lo vimos, pero lo que mirábamos era una masa de gente y papelitos, hinchas del rojo tratando de hacer pie encima de pies, para pararnos y abrazarnos con cualquiera, si este tipo me dice que yo me acuerdo de vos flaco, que llorabas y me abrazabas como a tu hermano, porque si este tipo me reconociera luego de tantos años y se metiera en ese recuerdo estaría bien, porque ese recuerdo le pertenece. Pero quién es este tipo que ni siquiera quiere a unos colores, qué sabe si él es el Inspector General... ¡de qué!, de la concha de su madre... cómo se atreve a enredarse en sentimientos que le son tan ajenos...
Cuando terminaba de decir lo del paño y yo pensé en todo aquello, el Inspector dirigió su mirada a la barra del bar en donde dos hombres corpulentos vestidos con sendos trajes oscuros se acodaban. Uno de ellos lo miró y de inmediato se retiraron del bar.