"Tal vez el Edén, como lo quieren por ahí, sea la proyección mitopoyética de los buenos ratos fetales que perviven en el inconsciente. " Así habló Cortázar.

20 junio 2017

Se durmió (IND vs OLI, Fecha 28, Torneo Argentino)



Independiente recibía a Olimpo en Avellaneda para quedar un escalón arriba del resto de los equipos que pelean por entrar en la próxima Libertadores. Si ganaba quedaba cuarto, un par de puntos por encima de ese verdadero pelotón y con el diferencial de depender sólo de sus buenos resultados en estas dos fechas que quedan. Y empezó bien, ante un rival duro, pero se durmió. Hizo un buen primer tiempo y, aunque no fue muy superior al rival (como acostumbra este equipo), tuvo las llegadas más claras, sin ser muy punzante, la verdad. En los últimos partidos los técnicos (de Huracán, Aldosivi, Defensa y Justicia, Olimpo) que enfrentaron a Independiente plantearon un cerrojo basado en tres disposiciones: mucha gente en los últimos metros, rápido reposicionamiento defensivo y presión asfixiante. La finalidad es evitar que el equipo de Holan encuentre pasillos para penetrar cuando tiene la pelota y, sobre todo, achicar los espacios que le puedan quedar para jugar a la contra. Para esto último es vital que Independiente haga transiciones rápidas (tiene con qué) que impidan el reacomodamiento defensivo y dejen a sus jugadores mano a mano contra el rival. Para lo primero el arma principal viene siendo el número 23. Cuando la cosa esta friccionada en el medio, cuando el rival quiere nublar las ideas rojas, Nery siempre encuentra el momento y el movimiento para clarificar. Abre la cancha, cambia de frente, hace la pausa. Lo que sea necesario para ese momento particular del partido. Y, en especial, asiste a distancia. Así destraba ese cerrojo y los pone a correr a sus compañeros de cara al arco, en especial a Rigoni. Y el partido con Olimpo no fue la excepción, Nery fue el mejor en un primer tiempo en el que el funcionamiento general de los de Holan fue bueno. Lo hizo al minuto 16, dejando a Rigoni cara a cara con el defensor, y lo hizo a los 35 con un pase de treinta metros que le cayó justo a Albertengo para desviar al gol. De ahí hasta que terminó la primera parte Independiente lo controló. Tal vez ahí tendría que haber ampliado la diferencia para ya, de una vez, desvirtuar un partido que fue bastante parejo. Pero no lo hizo. Y cuando salió a jugar la segunda parte se le notó la marca de la almohada. Olimpo hizo lo suyo, no hay que soslayar el mérito de un equipo que con poquito genera mucho, pero Independiente dejó pasar su chance. Con el partido empatado, nunca estuvo cerca de ganarlo; nunca superó al equipo bahiense, nunca lo puso contra las cuerdas. 

En general el funcionamiento de todos los jugadores fue aceptable o bueno, a excepción de Erviti, de quien ya hablamos antes, y Alan Franco. El defensor viene teniendo rendimientos flojos en los últimos partidos: contra Olimpo se mostró inseguro, le pifió a la pelota un par de veces (además de la que tuvo en ataque, a los 3 del ST erró un cabezazo en el área roja tras un centro que no terminó en nada pero podría haber sido fatal, esa misma jugada en la que la defensa de Independiente no supo cómo sacar el balón de ahí, derivó en el gol de Olimpo). Urge en el plantel la incorporación de dos defensores centrales, tres si se va Taglia. El resto de los defensores, mantienen un nivel muy alto, con párrafo aparte (al final de esta entrada) para Fabricio Bustos.
Walter no está en condiciones de jugar, es un hombre que puede ser muy útil para este equipo, ya dijimos que cuando está en buenas condiciones es el termómetro perfecto para la creación de fútbol, pero en este estado no suma. Esa función, mientras tanto, puede cumplirla (ya lo demostró) Nery, y en el caso de no poder contar con Toro, aparece como mejor opción el ingreso de Vitale como volante central. Holan debería dejar que Walter se recupere bien para el próximo torneo, el otro mediocampista con él se siente solo y está quemando al propio Erviti con la hinchada, que en breve perderá la paciencia. Los tres “ofensivos” estuvieron tibios: Rigoni intermitente, aunque cuando aparece la jugada tiene olor a peligro; Benitez no transcendió; Barco es de los tres el que más propone, pero tiene un grave problema al pasar la pelota, la habilitación para Miñon para el gol de la victoria ante Defensa y Justicia parece haber sido sólo un espejismo. Campaña sigue sólido, se está transformando en el mejor arquero del fútbol argentino, en el gol de Olimpo no tenía nada que hacer ante un verdadero fusilamiento de cabeza. Y Albertengo convirtió en, prácticamente, la única chance clara que tuvo. Se lo vio laborioso pero, como al resto del equipo en el segundo tiempo, le falto chispa. 


La actuación del árbitro, Fernando Espinoza, fue impresentable. Y es cierto que a Independiente lo vienen perjudicando los árbitros, por lo menos, desde que se inició el ciclo de Holan. Pero al igual que en el partido frente a Boca, los errores del árbitro no fueron causantes de que Independiente perdiera puntos. El rival juega su partido y Olimpo, como Defensa y Justicia el último jueves, lo complicó. Los dos puntos perdidos, como dijo Holan, pueden ser cruciales para lograr el objetivo o para que se escape. Ahora Independiente no depende de sí mismo sino de resultados diversos. Por lo tanto, no queda otra: faltan dos partidos y hay que ganar los dos.

Bustos se merece un párrafo aparte: ver jugar a Fabricio Bustos es como ver los partidos de los míticos y gloriosos. El 4 del Rojo deja el corazón en cada partido, pero no es lo único que tiene para dar: demuestra criterio en ataque y en defensa, personalidad para "acomodar" a un compañero cuando este demuestra cierta desconcentración, y una calidad superlativa que le queda pintada a esa camiseta que viste. Lleva jugados 17 partidos en primera. ¿Cuando cumpla los 50, qué va a hacer en la cancha este pibe?

05 junio 2017

Una sombra (BOC vs IND, Fecha 27, Torneo Argentino)


El Independiente que perdió en la Bombonera no tuvo nada que ver con el equipo que venía siendo. Es más, recordó por momentos a ese viejo Independiente que nunca más queremos ver. No le opuso resistencia a un Boca que salió como todo el mundo sabía que saldría: a comerse al equipo de Holan de entrada. Y el Rojo no tuvo reacción. No piso firme en todo el primer tiempo (metafórica y literalmente, porque hubo muchas caídas de los jugadores rojos). Regaló los primeros 45 minutos y, normalmente, cuando esto sucede contra equipos poderosos, después se torna irremontable. Boca presionó fuerte donde tenía que hacerlo y pegó (me refiero a hacer faltas) cuando debía. Independiente presionó a destiempo y no pegó cuando ameritaba. En general todo el equipo, pero en particular Benitez y Rigoni, jugaron muy liviano. No parecía un partido definitorio. Y lo era: si se quería pelear el campeonato ayer era el día D; si se quería acomodar la clasificación a la Copa, ésos eran los tres puntos. Pero no fue. 

Irreconocible

Fue todo de Boca. Porque el local fue el único que jugó la primera parte y el de ayer fue un partido de 45 minutos. Independiente permitió que Boca le diera vuelta la tortilla: los que estaban apurados eran ellos, los que tenían que jugar con ansiedad eran ellos. Pero la pasividad y liviandad rojas posibilitaron que Boca revirtiera esa ventaja con la que contaban los de Avellaneda, incluso con el partido cero a cero. Porque el primer gol llega casi a la media hora de partido, pero desde el principio Holan se gastó la voz rogando que Walter se tranquilizara, que Toro tocara, que Benitez se juntara con el Pibe. Cuando un equipo que está tocando y tocando la pelota los noventa minutos de todos lo partidos que juega, no puede dar tres pases seguidos, se frustra, queda totalmente desubicado. Así jugó Independiente el primer tiempo en la Bombonera: desfasado, irreconocible y sin siquiera intensidad. En el segundo tiempo, los primeros diez o quince minutos, podríamos decir que “tiró una onda”. Pero Boca lo estaba esperando muy cómodo: sin apuros, con una buena diferencia de goles y la confianza propia jugando como si fuera un viento fuerte a favor. 

Unos pocos se salvaron

La defensa, salvo Alan Franco que ya contra Alianza había tenido una nochecita de aquellas y repitió contra Boca, se salvó del papelón. Campaña no hizo su mejor partido, está claro, pero excepto en el tercer gol (flojo pase atrás de Franco) no tuvo grandes responsabilidades y salvó unas cuantas. Taglia y Miñon jugaron un partido aceptable. Bustos y el Pibe fueron los mejores: por juego y porque nunca negocian el sacrificio y el orgullo de jugar con la roja. Toro, perjudicado por la decisión de Holan de poner a Walter, no jugó la pelota bien en toda la noche. Bueno, sí, al minuto 12 del ST dio el primer pase correcto a un compañero. Mesa entró bien, pero ya el “moco” estaba hecho. Benitez y Rigoni, de quienes se esperaba el origen del fútbol de Independiente, estuvieron ausentes. Y el Puma salvó la ropa con sacrificio, estuvo fastidioso porque no le cobraron una, pero tampoco le llegó una pelota decente. Párrafo aparte para Walter.

El tema Erviti

Contra Huracán le dio los tres puntos al Rojo en la última jugada, pero justificar su inclusión por ese acto fortuito es propio del exitismo. Holan decidió excluir a Nery, el de rendimientos más parejos de los tres que alternan el medio rojo, para poner a un jugador de gran calidad y, sobre todo, experiencia para un partido como el de ayer. Esos habrán sido los argumentos del DT. Pero decidirse por Walter significa dejar a Toro solo en la marca del triángulo que dispuso Boca y que le resulto tan efectivo: WilmAr, Pérez, Gago. Nery, ya lo demostró, puede aportar marca y presión al estilo de Toro y salida y calidad al estilo de Walter. Boca verticalizó por el medio con una facilidad pasmosa con sus centrales o con su volante tapón (WilmAr) y ganaba metros con mucha facilidad por un callejón que Holan le dejó libre. Ahí el error no era solo de los volantes defensivos sino también de los delanteros que no presionaban la salida. En esa laguna que Independiente dejó navegable, es donde estuvo la clave de la generación de fútbol de Boca ayer, y por ende la llave que le terminó dando el partido. ¿Cuántos minutos podía jugar Walter? Si nos guiamos por esa jugada en que Jara le ganó cinco metros en diez recorridos, sólo podía jugar un tiempo. Eso significa que al incluirlo al diez de titular infiltrado (sin necesidad porque estaba Nery) Holan estaba quemando un cambio. Y finalmente Walter tuvo que jugar todo el partido porque el Pibe, lesionado, terminó usando ese cambio que estaba destinado al diez.

Chocar con la realidad


Independiente perdió un partido de quince jugados, los números hablan de un buen equipo y de un buen proyecto. Y por eso no podemos “matarlos”, por el contexto. Pero este tipo de partidos, en otro contexto, son los que echan a un DT o renuevan un plantel. La camiseta de Independiente viene con una etiqueta en la que dice que en este tipo de partidos (como lo entienden a la perfección Bustos, Taglia, el Pibe) el sacrificio y la entrega no son opcionales. Pueden jugarse mal, pero no se puede dejar jugar al rival tan impunemente. En definitiva fue un baño de realidad, no se puede pelear un campeonato cuya primera parte la jugó un equipo que no estaba a la altura de esto para lo que sí parece estar preparado el equipo de Holan. En todo caso eso lo veremos el próximo torneo y ahora lo que queda es abrochar la clasificación a la Copa y terminar lo más alto posible.

02 junio 2017

No fue feliz, ALD vs IND (fecha 26, Torneo Argentino)


Si el cabezazo del Puma a los tres minutos de juego en el José María Minella hubiera sido más esquinado, muy probablemente hoy estaríamos hablando de la goleada que Independiente le propinó a Aldosivi. Recordemos Paraná: Rigoni define al minuto cuatro de juego la primera chance roja de la tarde y lo demás sólo fue ser contundente. En este caso, Aldosivi habría tenido que salir a buscar dejando espacios a, tal vez, el equipo que mejor juega de contra en Argentina. El Tiburón se habría visto obligado a desactivar ese cerrojo (una línea de cuatro y otra de cinco hombres en los primeros veinte metros de su campo) dispuesta para nublar las ideas de los cuatro ofensivos de Holan que, ante la presión asfixiante que le proponía el equipo marplatense, debían jugar hacia atrás y volver a intentar, siempre sin suerte. Pero ése gol de Giglioti no fue gol, así es que no sirve de nada seguir hablando en potencial. 

Independiente no pudo doblegar a Aldosivi en Mar del Plata y dejó pasar así una buena chance para acercarse al objetivo de clasificar a la Libertadores y, sobre todo, de descontarle más puntos a Boca, que empataría al día siguiente con Huracán.

En la primera media hora de partido Aldosivi hizo un esfuerzo extremo y sometió al Rojo a una presión feroz, saliendo de contragolpe cuando recuperaba la pelota y poniendo mucha gente en ataque. De hecho, la única de riesgo real que tuvo Independiente fue esa del Puma del comienzo y las más claras de la primera parte fueron de los de Walter Perazzo. Pero esa intensidad le duró treinta minutos al local, después, y desde allí hasta que acabó el partido sólo se dedicó a frenar al visitante con nueve de sus diez jugadores de campo. Lo que coloquialmente se conoce como “poner el micro debajo del arco”. Sin embargo, la más clara del segundo tiempo (y de todo el partido) fue un cabezazo de Miracco en el travesaño de Campaña. Aunque, hay que decirlo, la jugada derivó de una falta clara no cobrada en perjuicio de Nery. El arbitraje de Pitana, de quien dicen es el mejor árbitro del mundo, fue bastante malo: otras dos expulsiones no sancionadas a rivales de Independiente (Medina y Yeri), y ya van unas cuantas sólo contando el ciclo Holan. 


Hubo pocos puntos altos en Independiente. Nery hizo un buen partido, debió jugar de Toro (a quien Holan cuidó para que no se perdiera el cruce con Boca), es decir un poco más atrás, más de tapón, más entre los centrales de como lo hace normalmente, y lo hizo bien. Mesa, en cambio, que tuvo que jugar de Nery, estuvo incómodo todo el partido. La defensa (que volvió a su formación original) tuvo un buen desempeño. A veces dejamos de reconocerlo porque nos olvidamos muy rápido de los problemas constantes que la defensa de Independiente tuvo en los últimos años. De los de arriba: Benitez fue el que más intentó y Rigoni aportó un poquito en el segundo tiempo. El Pibe tuvo una mala noche, no estuvo preciso con la pelota y, en definitiva, le faltó lo que a todo el equipo, como bien dijo Ariel Holan una vez terminado el partido: claridad, fantasía y frescura. 

Fue una lástima, la verdad, porque era una buena chance de acortar diferencias con los de arriba, pero no se pudo. Independiente, desde que logró cierta regularidad en el juego, una identidad y, sobre todo, ese poderío ofensivo, debe acostumbrarse a que los rivales le jueguen así como le jugó Aldosivi. Por un lado, el Rojo tendrá que buscar nuevas formas de llegar al arco contrario y por el otro es un reconocimiento de parte de los rivales hacia Independiente porque le juegan como lo que verdaderamente es: un equipo grande.