"Tal vez el Edén, como lo quieren por ahí, sea la proyección mitopoyética de los buenos ratos fetales que perviven en el inconsciente. " Así habló Cortázar.

02 julio 2015

La chispa adecuada

¿Cómo dice la canción? ¿“Tantas veces va el cantarillo a la fuente [...] y no te digo más“?
Bueno, el cántaro, la mufa, la “sequía“ se rompió. Enfrente, justo, estaba Paraguay.

Justo cuando Argentina no tenía un buen arranque, en el momento en que los de Ramón Diaz parecían animarse a ser protagonistas, cuando se empezaban a amigar con la idea de marcar el ritmo del juego, justo ahí llegó el gol de Marcos Rojo. Y no fue un gran gol precisamente porque haya culminado una buena maniobra colectiva, o por su factura técnica individual. Fue un gran gol porque le quedó ahí a Rojo, después del centro de Messi y de los rebotes, un tiro libre jugado al área de un equipo especialista en esas jugadas. Fue una de esas que antes no entraban. Entonces se abrió el arco del partido en sí, el que se estaba jugando, y también se abrió el otro arco. Porque después del 1 a 0, el 10 se soltó y todo el equipo se liberó. Recuperaron la alegría.

Eso se notó un rato después: Biglia se esconde y aparece libre en posición de 8, juega para Messi que cachetea una asistencia para Pastore, dos metros adelante de la posición del receptor, porque Messi respeta las reglas de una contra rápida, y el Flaco, que se había movido para sugerir el pase, controló en velocidad y relajó el pie.


Paraguay es la única selección que le hizo goles a Argentina en esta copa, le hizo 3 en total, 2 de los cuales los convirtió un argentino. En 5 partidos dos tercios de los goles que recibió Romero los hizo un tipo que nació en San Fernando, Buenos Aires.
 Con el gol de Barrios aparecieron algunos fantasmas. Suma de varios errores: Otamendi divide el balón; a Pastore le falta énfasis cuando cubre su posición; y Demichelis está muy lejos. Pero aunque el descuento paraguayo (y el instante de distracción) cayó mal, el equipo se rehizo muy rápido y siguió en sintonía.

Biglia recupera, Pastore recibe muy libre de Mascherano y, otra vez, relaja el pie para que Ángel defina.

Si el tercer gol sirve para ratificar que el motor se está aceitando, el cuarto, que fue el que le bajó la guardia definitivamente al equipo guaraní, para confirmar que Messi en la selección ya es ése que él mismo tanto quiere ser. Ahí se terminó, Argentina venía con una efectividad muy baja de acuerdo a todo lo que generaba, en algún momento tenía que explotar. La cosa explotó y el peludo se lo comió la selección de Ramón. Di María ya no estuvo tan solo, se cerró unos metros para asociarse más y, de paso, Rojo jugó más cómodo atacando por esa banda izquierda. El gol de Agüero es premio al partido que estaba haciendo y, en particular, a su movimiento en el área con el que se anticipa no a uno sino a dos defensores. Y que Higuaín entre y convierta en la primera que toque también suma. 



Cuando Argentina y Paraguay empataron su partido por el grupo B, Martino dijo que podrían haber terminado 5 a 2 o 6 a 2 arriba. Este segundo encuentro entre argentinos y paraguayos tuvo un resultado muy parecido a lo que podría haber sido aquel. Entre dos partidos de alto vuelo futbolístico argentino, lo diferente fue la contundencia en el segundo. Messi, que viene jugando una copa brillante, en un crescendo de más a mucho más, tuvo una noche de semifinal descollante. Volvió a dejar tendal, a generar esas fotos trágicas posteriores a su paso, con los rivales en el pasto como víctimas de un desastre natural. Fue atinado el comentario de Juan Pablo Varsky: contra Paraguay “a Messi le faltó hacer llover.“ Yo creo que si no llovió, fue porque él no se lo propuso.

Se espera un partidazo para el sábado. Será, cuanto menos, revelador en diversos aspectos. Si hablamos de historia se enfrentan: uno que nunca ganó una final, contra otro que ganó 14 y que a su vez es el que más finales perdió. Si miramos el hoy por hoy, chocan: un grupo que no está acostumbrado a jugar finales frente a otro que viene de perder una hace un año (sangre en el ojo que le dicen. Y experiencia). Juega uno que es local contra otro que viene de encontrar la chispa adecuada. Se cruzan, en la final de un deporte que no siempre es lógico, los dos que la lógica anunciaba. Chile todavía no se midió en esta copa contra un equipo que juegue a tener la pelota más que él. Argentina nunca jugó en esta copa contra un equipo que juegue a atacarlo (podría haber sido Colombia pero ya todos sabemos qué hizo Colombia). ¿Que si hay mucho en juego? Uno se juega la chance de volver a ser campeón más de 20 años después y de acomodarse ancho en un lugar en el que supo estar; casi nada. El otro tiene la oportunidad de ser campeón por primera vez en sus 120 años de historia; qué te parece. Pero hablar de Malvinas, de traiciones y de geografía es una GILADA. Esto es fútbol, nada más, nada menos.