"Tal vez el Edén, como lo quieren por ahí, sea la proyección mitopoyética de los buenos ratos fetales que perviven en el inconsciente. " Así habló Cortázar.

05 junio 2017

Una sombra (BOC vs IND, Fecha 27, Torneo Argentino)


El Independiente que perdió en la Bombonera no tuvo nada que ver con el equipo que venía siendo. Es más, recordó por momentos a ese viejo Independiente que nunca más queremos ver. No le opuso resistencia a un Boca que salió como todo el mundo sabía que saldría: a comerse al equipo de Holan de entrada. Y el Rojo no tuvo reacción. No piso firme en todo el primer tiempo (metafórica y literalmente, porque hubo muchas caídas de los jugadores rojos). Regaló los primeros 45 minutos y, normalmente, cuando esto sucede contra equipos poderosos, después se torna irremontable. Boca presionó fuerte donde tenía que hacerlo y pegó (me refiero a hacer faltas) cuando debía. Independiente presionó a destiempo y no pegó cuando ameritaba. En general todo el equipo, pero en particular Benitez y Rigoni, jugaron muy liviano. No parecía un partido definitorio. Y lo era: si se quería pelear el campeonato ayer era el día D; si se quería acomodar la clasificación a la Copa, ésos eran los tres puntos. Pero no fue. 

Irreconocible

Fue todo de Boca. Porque el local fue el único que jugó la primera parte y el de ayer fue un partido de 45 minutos. Independiente permitió que Boca le diera vuelta la tortilla: los que estaban apurados eran ellos, los que tenían que jugar con ansiedad eran ellos. Pero la pasividad y liviandad rojas posibilitaron que Boca revirtiera esa ventaja con la que contaban los de Avellaneda, incluso con el partido cero a cero. Porque el primer gol llega casi a la media hora de partido, pero desde el principio Holan se gastó la voz rogando que Walter se tranquilizara, que Toro tocara, que Benitez se juntara con el Pibe. Cuando un equipo que está tocando y tocando la pelota los noventa minutos de todos lo partidos que juega, no puede dar tres pases seguidos, se frustra, queda totalmente desubicado. Así jugó Independiente el primer tiempo en la Bombonera: desfasado, irreconocible y sin siquiera intensidad. En el segundo tiempo, los primeros diez o quince minutos, podríamos decir que “tiró una onda”. Pero Boca lo estaba esperando muy cómodo: sin apuros, con una buena diferencia de goles y la confianza propia jugando como si fuera un viento fuerte a favor. 

Unos pocos se salvaron

La defensa, salvo Alan Franco que ya contra Alianza había tenido una nochecita de aquellas y repitió contra Boca, se salvó del papelón. Campaña no hizo su mejor partido, está claro, pero excepto en el tercer gol (flojo pase atrás de Franco) no tuvo grandes responsabilidades y salvó unas cuantas. Taglia y Miñon jugaron un partido aceptable. Bustos y el Pibe fueron los mejores: por juego y porque nunca negocian el sacrificio y el orgullo de jugar con la roja. Toro, perjudicado por la decisión de Holan de poner a Walter, no jugó la pelota bien en toda la noche. Bueno, sí, al minuto 12 del ST dio el primer pase correcto a un compañero. Mesa entró bien, pero ya el “moco” estaba hecho. Benitez y Rigoni, de quienes se esperaba el origen del fútbol de Independiente, estuvieron ausentes. Y el Puma salvó la ropa con sacrificio, estuvo fastidioso porque no le cobraron una, pero tampoco le llegó una pelota decente. Párrafo aparte para Walter.

El tema Erviti

Contra Huracán le dio los tres puntos al Rojo en la última jugada, pero justificar su inclusión por ese acto fortuito es propio del exitismo. Holan decidió excluir a Nery, el de rendimientos más parejos de los tres que alternan el medio rojo, para poner a un jugador de gran calidad y, sobre todo, experiencia para un partido como el de ayer. Esos habrán sido los argumentos del DT. Pero decidirse por Walter significa dejar a Toro solo en la marca del triángulo que dispuso Boca y que le resulto tan efectivo: WilmAr, Pérez, Gago. Nery, ya lo demostró, puede aportar marca y presión al estilo de Toro y salida y calidad al estilo de Walter. Boca verticalizó por el medio con una facilidad pasmosa con sus centrales o con su volante tapón (WilmAr) y ganaba metros con mucha facilidad por un callejón que Holan le dejó libre. Ahí el error no era solo de los volantes defensivos sino también de los delanteros que no presionaban la salida. En esa laguna que Independiente dejó navegable, es donde estuvo la clave de la generación de fútbol de Boca ayer, y por ende la llave que le terminó dando el partido. ¿Cuántos minutos podía jugar Walter? Si nos guiamos por esa jugada en que Jara le ganó cinco metros en diez recorridos, sólo podía jugar un tiempo. Eso significa que al incluirlo al diez de titular infiltrado (sin necesidad porque estaba Nery) Holan estaba quemando un cambio. Y finalmente Walter tuvo que jugar todo el partido porque el Pibe, lesionado, terminó usando ese cambio que estaba destinado al diez.

Chocar con la realidad


Independiente perdió un partido de quince jugados, los números hablan de un buen equipo y de un buen proyecto. Y por eso no podemos “matarlos”, por el contexto. Pero este tipo de partidos, en otro contexto, son los que echan a un DT o renuevan un plantel. La camiseta de Independiente viene con una etiqueta en la que dice que en este tipo de partidos (como lo entienden a la perfección Bustos, Taglia, el Pibe) el sacrificio y la entrega no son opcionales. Pueden jugarse mal, pero no se puede dejar jugar al rival tan impunemente. En definitiva fue un baño de realidad, no se puede pelear un campeonato cuya primera parte la jugó un equipo que no estaba a la altura de esto para lo que sí parece estar preparado el equipo de Holan. En todo caso eso lo veremos el próximo torneo y ahora lo que queda es abrochar la clasificación a la Copa y terminar lo más alto posible.

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