"Tal vez el Edén, como lo quieren por ahí, sea la proyección mitopoyética de los buenos ratos fetales que perviven en el inconsciente. " Así habló Cortázar.

10 diciembre 2010

De sueños reales y de sueños del linde...

Hablaré, a partir de aquí, de sueños "reales" y de sueños "del linde". Hablaré así porque no sabría de qué otra manera llamar a uno y otro, y necesito distinguirlos nominalmente en este relato.
No logro recordar mis sueños reales, ninguna de esas producciones complejas poli sensoriales que realiza nuestro cerebro cuando estamos en lo profundo del dormir. Miento, recuerdo sólo un sueño real mío, que además fue recurrente: - Estoy buceando en lo profundo de una piscina olímpica, se está bien, pero cuando quiero emerger, un techo de cemento que cubre justo a partir de la superficie del agua me lo impide. Comienzo a buscar desesperado una salida, un borde o una ventana pero no encuentro nada de eso. El sueño termina cuando estoy a punto de ahogarme, me despierto sudado por completo y si estoy compartiendo la cama con alguien es probable que le propine un codazo en los dientes o en alguna zona peor, en un movimiento reflejo dueño de la desesperación arrastrada desde el sueño -.
Pero hay sueños que sí recuerdo, que los genero probablemente despierto. En un estado que, creo, mi amigo Kiles ha descrito certero recientemente: Bordeando los lindes, pisando los bordes barrosos del hondo pozo del sueño. De esos recuerdo algunos.
De las muchas diferencias que deben existir entre un tipo de sueño y otro, si existiera tal diferenciación, la que se me aparece como más importante (o tal vez la única que mi ignorancia me permite identificar) es la que tiene que ver con aquello que origina al sueño en sí: el sueño del linde tiene origen en el deseo; el sueño real se origina por actos inconscientes que nutren al sueño (entre otras cosas) de originalidad. Son esos lo que me gustaría recordar, los que no están contaminados (o que están menos contaminados) por mi deseo consciente y que suelen ser, por tanto, más extravagantes y entretenidos que ahogarse en una piscina olímpica mal techada.

Conocí a Adrián hace un tiempo y fuimos formando una amistad, por eso lo llamo Adri. Esa amistad no se basa en lo que voy a contar, nuestra amistad tiene que ver con cosas más importantes, pero fue la relación de Adri con sus sueños y sus sueños en sí, lo que me llamó la atención. Por un lado él recuerda casi todos sus sueños reales; por otro lado es Adri el más prolífico creador de sueños reales nacido en el barrio de Floresta en el siglo XX, por lo menos.
Dos creaciones de Adri:

- Terminator: Estoy con mi hermano Dani en una clínica de Buenos Aires, en la entrada del edificio, no sé qué hacemos ahí. Se aproxima Terminator (vestido fielmente de Terminator), aparenta estar enojado. Cuando cruza delante de nosotros Dani lo para y le dice: ¡¿Que hacés Terminator!? (Como si se conocieran de toda la vida). Él responde que viene a cumplir una misión, que tiene que exterminar a alguien, por lo menos a uno se va a cargar. Dani intenta convencerlo para que no mate a nadie: No, pará, relajate Terminator, venite conmigo a Portugal, que tengo una casa ahí (Dany no tiene propiedades en Portugal, de hecho no conoce ese país). Terminator hace oídos sordos y, como buena máquina programada que es, sigue su camino. Nosotros salimos de la clínica y trepamos a un árbol que hay enfrente, desde entre las ramas vemos el edificio iluminado y no hay nada más. El universo es un edificio que es una clínica médica y nada más alrededor, sólo nosotros y el árbol que nos sostiene. Afinamos vista y oído esperando percibir algún indicio del cumplimiento de la misión de Terminator y la clínica estalla en una explosión que esfuma todo, también le pone fin al sueño -.

- Ever Last: Soy el campeón del mundo de los pesos pesados, me llamo Ever Last y defiendo el título. Intentaré mantener la corona (o cinturón) que me reconoce como al mejor boxeador, esta noche, en Munich. Entro al ring por un pasillo oscuro, rodeado de sombras de rostros y cuerpos que arengan, me siento en una peli, me siento Rocky, pero mejor, porque el público está conmigo, porque soy Ever Last. Siento la adrenalina y la emoción propias de una noche importante para un pugilista. Me acomodo en mi rincón, me descapucho y espero de espaldas, mirando al público (observando sombras excitadas), aguardo a mi contrincante confiado y concentrado. El murmullo y los silbidos de los espectadores me indican que está todo listo para que empiece el combate. Giro lentamente ensayando mi mejor cara de tipo duro y la veo a ella ¡Mi rival es una mujer! No puedo definir sus rasgos, sólo sé que es una mujer y eso me desconcierta primero y me angustia después, pienso: ¿Qué hago? ¿Le pego, o sólo me defiendo hasta cansarla…? No sé qué hacer y ella se aproxima y me encierra en mi rincón. Lo único que veo es un rostro de mujer indescifrable que se va agigantando hasta cubrirlo todo, y lo cubre todo -.

Hace algunas semanas viajé a Madrid para visitarlo a Adri, le propuse pasar unos días allí, vamos, me autoinvité. Él aceptó y me dijo que una de las habitaciones de su piso estaba libre, que me podría quedar el tiempo que quisiera. Durante el viaje en autobús de ocho horas sólo pude pensar en dos cosas: en cómo colocar las piernas durante el viaje sin morir asfixiado por ellas (la gente que se dedica en España a diseñar autobuses de larga distancia tiene una idea del espacio extrañísima); y de qué manera encararía a Adri para pedirle lo que necesitaba. Lo que necesitaba era tener un sueño real, extraño, entretenido y sorpresivo, y además recordarlo. Y yo, en lugar de acudir a algún brujo, curandero o chamán de renombre, pensaba pedirle ayuda a mi amigo. Pero no sabía cómo decírselo; me sentía avergonzado e imbécil, y además estaba convencido de poder soñar bien, como el gran Morfeo manda, si dormía bajo el mismo techo que Adri.
Llegué a casa de Adri, me dijo que acababa de despertarse, dejé mi mochila y bajamos a desayunar a un bar cercano. Entre café y pantumaca me contó su última producción, me admitió que cuando toqué el timbre de su casa lo desperté justo cuando huía de su vecina de la calle Rio Colorado en Floresta, escapaba en un Renault 12 blanco, con un tupper con pesto en la mano, dejó el coche en una calle sin salida y continuaba su huída (no sabía por qué se escapaba, ni por qué protegía esa porción de pesto como si fuese un tesoro) a pie y trepaba una pared que al parecer daba a un terreno baldío.
Me excuse por interrumpir su sueño y celebre en silencio su capacidad creativa, pero no me animé a confesarle mi solicitud. Llegó la noche, yo había juntado coraje durante todo el día y mientras él preparaba mi habitación, lleno de dudas se lo dije sin más.
Adri se rió, se cagó de risa unos segundos, pero como yo permanecía serio entendió que no estaba bromeando. Entonces encendió un cigarrillo y me dijo con la misma seriedad que yo le ponía al asunto.
- Mirá, te aclaro que a mí todo esto me parece una boludez enorme, pero si vos realmente pensás que durmiendo conmigo mejorarán tus sueños, podemos dormir en la misma cama, tus pies para un lado, los míos para el otro ¿ok? - Y volvió a cagarse de risa.
La vergüenza todavía dominaba todos mis gestos, sin embargo acepté y esa noche dormí en la misma cama que Adri.

Soñé un sueño real. Y horas después lo recordaba, pero sólo había durado unos segundos, fue una secuencia muy pequeña de un sueño real: - Trepaba una pared muy grande con un tupper de contenido verde en la mano, cuando quise pasar al otro lado mis piernas se enredaron y caí directo al cemento dando de lleno con mis dientes, y me desperté por el golpe-.
Me incorporé rápidamente y me llevé una mano a la boca, la sangre brotaba de mis encías, de entre los dientes. A un costado estaba Adri, con la cara desencajada y con la marca de mis dientes en su codo izquierdo.
Se disculpó reiteradas veces mientras iba a buscar el botiquín para mí, y respirando aún con dificultad me contó su sueño en tiempo presente: - Estoy buceando en lo profundo de una piscina olímpica, se está bien, pero cuando quiero emerger,... -

3 comentarios:

  1. Muy bueno Nacho, como cada uno de tus escritos.. No dejes de hacerlo.
    Besos! Lau D

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  2. buenisimo!! y si en vez de madrid es barna? abrazo

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  3. Que pasa Nacho! Que bien encontrarte por aquí! El tema de los sueños siempre me ha fascinado, como uno es capaz de inventar enrevesadas historias que superan el límite de la imaginación, rescatar personajes y experiencias que se creían completamente olvidados… y en tan solo unos poquísimos segundos que es lo que duran generalmente. La verdad es que a mi me encantaría tener tanta imaginación cuando estoy despierta… Muy buena narración!

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