"Tal vez el Edén, como lo quieren por ahí, sea la proyección mitopoyética de los buenos ratos fetales que perviven en el inconsciente. " Así habló Cortázar.

02 abril 2012

Colores que se respiran


Cuando mi barrio se viste de colores me dejo caer en la calle, me deslizo en el pavimento, sí, porque en mi barrio hay mucho cemento. Era un pueblo, y con el tiempo... porque dicen que el tiempo todo lo empuja. Bueno, a mi barrio, que era un pueblo, el tiempo lo empujó, o tal vez se quedó quietecito viendo como todo el resto avanzaba hacia los cuatro puntos (sí, los cuatro, porque hacia el este también avanzó en forma de majestuosos hoteles) y al oeste, el resto, encastró con mi barrio, que era un pueblo, como una pieza de tetris. Y así quedó, con mucho cemento. Y ahora es complicado porque, ¿cómo se siembra pasto sobre el cemento? No. Entonces lo que hago, cuando mi barrio se viste de colores, es salir, me deslizo por el pavimento y doy la vuelta al perro, aunque perro no tengo, pero igual lo llevo, me voy hasta Encarnació y miro el cielo. Ahí mi barrio me sonríe en colores, a veces no entiendo de qué se ríe mi barrio, pero a las sonrisas coloridas de los barrios de cemento poco le importan las razones y se ríe. Entonces sigo y giro en Montmany, hice nada, unos metros, todos de cemento. Si mi perro, el que llevo, existiera, ahora se acercaría a uno de estos, cuento uno, dos hasta siete árboles pequeños y flacuchos se levantan en Montmany y con el mismo desparpajo con que ríe mi barrio ellos inspiran y expiran y a uno lo invitan, entonces uno inspira y expira y en mi caso, con mi perro, tengo en mente un aeropuerto, en sus góndolas perfumes, libres de tasas, cargados de ostento, grandes marcas, fragancias sofisticadas. Y respirando viene a cuento: ni grandes marcas ni espamentos, son los árboles de Montmany, siete de ellos, pase y vea, y respire, por supuesto, queda usted formalmente invitado, a mi barrio de cemento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios