"Tal vez el Edén, como lo quieren por ahí, sea la proyección mitopoyética de los buenos ratos fetales que perviven en el inconsciente. " Así habló Cortázar.

11 enero 2015

Je ne suis pas l'Occident


Tengo una condena, un montón de preguntas y una sola certeza.
Condeno el asesinato de las dieciséis personas en París hace unos días. Sin peros.
También condeno el atentado ocurrido en Yemen el 7 de enero último. Me duelen los ciento treinta y dos muertos en Pakistán un mes atrás, la mayoría de ellos menores. Y las veinte personas asesinadas ayer en Nigeria luego de que explotara un artefacto que portaba una niña de diez años, lo cual es espeluznante. No hay peros, no hay justificación posible. Y que quede claro que la vida de un dibujante francés no vale más que la de un refugiado de guerra sirio. Valen lo mismo: un vida, es decir muchísimo.
Yo soy Charlie, claro que lo soy. Yo fui José Luis Cabezas y soy Ayotzinapa. Yo soy todas las muertes injustas. Lo soy desde mi lugar, que es humilde y tiene muy pocos seguidores.

Párrafo aparte, en el mismo enunciado. Sin peros.

Lo que no soy es Occidente. Desapruebo a los simplistas. A los esclavos del poder y a los esclavos de la inmediatez, que es el peor de los males de la comunicación en esta era.
Pude leer una casi unánime condena al atentado a la redacción del semanario Charlie Hebdo, pero sólo vi algunos casos, contados, de comunicación prudente. La prudencia es imprescindible si lo que pretendemos es llegar a brindar información veraz. Al precipitarnos, al afirmar sin fundamentos corremos el peligro de activar el engranaje que quienes cranearon éste y otros atentados pretenden activar. Y desinformamos.
El video en el que uno de los agresores remata a un policía en el suelo fue editado por la televisión francesa. No sé por qué. La policía francesa encontró cerca de la redacción de Charlie Hebdo el carnet de identidad de Said Kouachi, uno de los presuntos agresores, algo que me resulta rarísimo.
Sumado a estos hechos que son, al menos, sospechosos, el modus operandi de los agresores permite pensar que no se trató de un atentado yihadista normal. No obstante, se estableció que la masacre había sido en venganza de Mahoma, que se trata de un atentado yihadista, que estamos en presencia de una nueva página de la guerra impuesta por los radicales musulmanes. Automáticamente todos los medios se hacen eco de esa presunción. Millones de cuentas en las redes sociales repiten, comparten, retuitéan. Una presunción repetida mil veces se transforma en una verdad absoluta. Marine Le Pen sugiere la pena de muerte en Francia. La palabra terrorismo se viraliza. Otra vez.
El miedo no permite pensar con naturalidad a las mentes lúcidas, no es difícil imaginar lo que produce en las mentes débiles.

En España el escritor y periodista Juan Soto Ivars escribe este artículo. La prosa de Soto Ivars tiene cierta belleza. Sin embargo se precipita, ya sea porque es esclavo de la inmediatez, porque los sentimientos lo traicionan, porque no quiere o no sabe analizar el fondo de la situación. Habla en su artículo de la superioridad de Occidente no sobre los musulmanes sino sobre todo lo demás. Soto Ivars separa, binariza. Y se aferra a su pertenencia, a nuestra pertenencia a ¿esta raza, credo, nivel cultural, ubicación geográfica? No lo sé. Por oposición, del otro lado están los terroristas. Y por su binarización del otro lado queda el pueblo musulmán, que no tiene acceso al don de discernir, que no ha sido ilustrado, que es ignorante. Todo lo demás, todo lo que no es Occidente queda al otro lado. ¿Al otro lado de qué? ¿De los fusiles Kaláshnikov?
¿Qué es Occidente Soto Ivars? ¿Es Occidente mi padre o yo mismo que nacimos al oeste del conurbano bonaerense? ¿Al oeste de qué? ¿José María Aznar es Occidente? ¿Los Estados Unidos y su política imperialista, asesina, financista y promotora de guerras civiles lo es?
¿Quién es realmente ese enemigo de Occidente? No basta con proclamarse occidental y decir que Occidente es superior porque los que vivimos de este lado tenemos la libertad de decir que Occidente es una mierda. ¿Tenemos esa libertad? ¿La tuvo o la tiene el presidente de la Red Voltaire, Thierry Meyssan, exiliado en Siria y cuya página web fue censurada en Francia? ¿La tiene en España el humorista Facu Díaz?
Aunque se confirmara que los tres agresores de la sede de Charlie Hebdo eran musulmanes, yihadistas, miembros de Al Qaeda, ¿podemos asegurar quiénes son los autores intelectuales del atentado y cuáles fueron los motivos reales para llevarlo a cabo? ¿Podemos asegurar que los planificadores están del lado contrario a Occidente?
¿No es la actual situación propicia, también, para los intereses de quienes quieren fomentar confrontaciones civiles en Francia? ¿Es tanto o más descabellado que pensar en este atentado como una venganza en el nombre de Mahoma creer que en un mapa global la guerra económica entre Estados Unidos y Rusia plantea batallas solapadas, una de ellas en Francia con los francesces como conejitos de prueba y el resto del mundo como espectadores manipulables?
Gonzalo Garcés decía ayer que los que se separan y dicen Yo no soy Charlie, los que acusan de hacerle el juego a la extrema derecha a quienes nos identificamos con Charlie Hebdo y condenamos el atentado se equivocan, justifican el atentado y, además, tienen ahora su representante en Jean-Marie Le Pen. Estoy de acuerdo con él, relativizan y justifican a medias las muertes. Justificar a medias es justificar. Sin embargo, sigo pensando que los atentados le hacen el juego a la extrema derecha y al Poder. Condenar los atentados no me impide ver que los únicos satisfechos con esta coyuntura no son los heridos espíritus de los seguidores radicales que matan en el nombre de Alá.
También pienso que hay, al menos, dos tipos de comunicadores que le hacen el juego a la extrema derecha: los que cobran un sueldo, directa o indirectamente, de la extrema derecha y hacen el juego porque es su trabajo y los que entran en ese juego, como escribí más arriba, cautivos de la inmediatez, traicionados por sus sentimientos o por simple miopía.

Tengo claro a quién condeno, tengo un montón de preguntas y sólo me queda una certeza, la que le da el título a este texto.


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