"Tal vez el Edén, como lo quieren por ahí, sea la proyección mitopoyética de los buenos ratos fetales que perviven en el inconsciente. " Así habló Cortázar.

16 enero 2012

No estaba muerto.


En este país, como en todos los países, el muerto es fácil de admirar, y el muerto es fácil de criticar, como nunca en vida lo hubiésemos admirado, como nunca en vida nos hubiésemos animado. La cosa funciona más o menos así: El muerto vende más discos, porque el muerto pintaba como nadie, el talento del muerto sólo es comparable con otros muertos, iguales de grandes. Hasta hace un par de horas pensaba que con el muerto hijo de puta funcionaba igual, es decir: El muerto hijo de puta antes de muerto es un tipo jodido, y una vez muerto es el gran hijo de puta.
Los ejemplos confirman el primer caso y descartan el segundo.
Amy Winehouse antes de julio del año pasado era una preciosa voz que gozaba de respetable fama y sonaba con asiduidad en diversos medios. Después de su muerte pasó a ser LA voz de la última década, o del último decalustro, pasó a formar parte del club de los 27, sonó en cada sitio donde pudo sonar, etc.
Manuel Fraga hasta hoy era un gran hijo de puta, pero sus delitos, cometidos hace más de veinte años, quedaron impunes, silenciados, olvidados, por ende Manuel Fraga no sólo no fue enjuiciado y preso y además esa condena como no existió, como nunca se persiguió, nunca fue tampoco legitimada por el pueblo, es decir por el panadero, por mis amigos, por mis contactos del Facebook.
¿Qué pasa cuando muere el gran hijo de puta que no fue condenado? Lo que sucede es que la totalidad de los medios honra su memoria; un gran número de seguidores realiza homenajes en todo el país; tibias voces críticas recuerdan que fraga estaba vivo y gozando de la impunidad y el salario que el Estado le estuvo pagando hasta el último de sus días; tibias voces críticas se animan a decir: “Se acaba la vida del oscuro personaje”, “Hay que admitir que era cultísimo, aunque también era un gran H de P” “A mi Fraga me caía mal”, y cosas por el estilo.
Recuerdo el día que leí (aquí en Barcelona) en el diario la noticia sobre el encarcelamiento de Videla, ese día me encontré con un amigo en mi trabajo, o pasé a saludarlo por el bar donde él trabajaba, no lo sé, de cualquier modo cuando nos vimos yo le dije, o el me dijo: ¿Viste?, entonces uno de los dos respondió: Si, lo vi. No agregamos nada más, enfrentamos nuestras sonrisas y de ese cruce surgió una luminosidad irreal, una alegría que no es de este mundo. En este mundo, hoy, es un día muy triste, hoy murió Fraga, y ahora ya se fue, ahora no podremos hacer más nada.

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